Prensa

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Diario La Nación - Chile
12/01/2012 | Enviar | Imprimir

Títeres porno: “La gente se calienta y se ríe de haberse calentado mirando un muñeco”
Desde el 5 de enero se está presentando en la sala “El Ladrón de Bicicletas” la compañía “69 a la cabeza”, con su espectáculo erótico plagado de bien dotados galanes y voluptuosas damas. Todos hechos en espuma plástica.

Jueves 12 de enero de 2012| por Felipe Castro

Un joven gásfiter llega a la casa de una señora pituca para destaparle las cañerías. El marido de la dama no se encuentra en casa y el resto ya se lo imagina: la clásica escena porno, fantasía de muchos obreros de la fontanería, dueñas de casa aburridas y personas que no son ni lo uno ni lo otro. Sexo del más explícito, pero donde la carne es reemplazada por la espuma plástica.

Una pincelada de lo que se puede de manos de la compañía argentina “69 a la cabeza”, que ya lleva un fin de semana sacando risas y otras sensaciones menos -demostrables en público- en “El Ladrón de Bicicletas”. La obra, que ha sido un éxito de taquilla en Buenos Aires, se puede ver de jueves a sábado hasta el 28 de enero.

La actriz Cecilia Villamil, parte de la compañía, cuenta que el trabajo con títeres “nos da la posibilidad de investigar áreas como la sexualidad, el erotismo y la pornografía, de una manera en que nosotros, actuando, no podríamos hacerlo. Por eso para nosotros es liberador y nos da muchas más posibilidades”.

-En ese sentido, pareciera que la pornografía sólo es posible a través de las cámaras… ¿o en el teatro también es una posibilidad?

-Bueno, no sé si sería posible para nosotros, pero bueno, de eso se trata este espectáculo, porque permite pensar un poco sobre el tema. Y sí, es porno porque hay sexo explícito entre los muñecos, pero a la vez somos gente común. No somos pornostars, ni mucho menos.

-¿De dónde salen las ideas?

-Lo que nos nutre son nuestras fantasías. Cuando empezamos a armar el espectáculo poníamos nuestras fantasías a disposición en los ensayos y por ahí con vergüenza cada uno decía “deberíamos hacer tal cosa, tal otra” e íbamos armando algo. Y nos fuimos dando cuenta de que hay fantasías colectivas, que muchos comparten. De ahí a que las lleven a la práctica es otra cosa, pero son parte del imaginario colectivo.

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-¿Se nutren de las películas porno?

-¿Sabes qué? Mucho menos que de temas reales. Todos hemos visto alguna película porno alguna vez, claro. Lo que tiene el espectáculo son distintos números, y todos terminan con algo erótico, pero el rol protagónico es la fantasía.

-¿Los muñecos quién los hace?

-En un comienzo los hacíamos nosotros. Ahora los hace un artista que se llama Gustavo Garabito, que trabaja en Buenos Aires. Los vestuarios los hace un vestuarista llamdo Javier Maureiro.

-Me imagino que la pasan estupendamente bien en este trabajo.

-La verdad es que sí. Nos reímos mucho. Y disfrutamos que el público se divierta y lo pase bien.

-No se sienten actores porno, entonces.

-¡No, no, no, no! Para nada. Nosotros no ponemos el cuerpo ni mucho menos. El actor porno pone la carne. Nosotros, no. Todos somos actores de teatro y trabajamos simultáneamente en otras cosas, que no tienen nada que ver con el erotismo.

-¿Y los estertores de las escenas, de dónde los sacan?

-Nos nutrimos de nuestra propia experiencia, de exagerarlo y llevarlo a un punto donde tenga humor, que no es realista. Es muy provocador lo que hacemos. La gente se calienta también, pero el humor es lo más importante y exacerbamos las escenas y las llevamos a un punto de ridículo.

-¿Dices que hay gente que se calienta?

-También se ríen. Lo primero que nos dicen es que se ríen mucho y también pasa que la gente se calienta y se ríe de haberse calentado mirando un muñequito. Se sorprenden de donde los lleva la obra.
TÍTERES PORNO EN LADRÓN DE BICICLETAS




















































































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Diario La Hora - Chile


Desenfrenados muñecos dan clases de sexo

Títeres Porno es un provocador y desprejuiciado espectáculo argentino que se presenta en el Teatro Ladrón de Bicicletas hasta fines de enero.
13 de enero 2012 por Marietta Santi
Sexo explícito, fantasías tan populares como la del gásfiter o la de los súper héroes, besos con lengua, orgasmos. Eso y más hay en el espectáculo Títeres Porno, en cartelera en el Teatro Ladrón de Bicicletas, donde cinco actores manipulan una troupe de desenfrenados muñecos eróticos.
69 a la Cabeza es un grupo de teatro formado por cinco actores que trabajan como colectivo, tanto en la creación como en la dirección de las piezas. Y, por supuesto, en la realización y manipulación de los muñecos.
"La mayoría no había trabajado con títeres hasta que empezamos. Veníamos de distintos lugares y ellos fueron una oportunidad de juego y una manera de expresarnos. Nos dan la posibilidad de hablar y hacer cosas que no podríamos realizar si tuviéramos que actuar nosotros", precisa Cecilia Villamil, una de las actrices-manipuladoras.
A fines de 2003 estrenaron su primer espectáculo en el mismo tono. Y tan bien les fue que en 2005 arremetieron con Títeres bien Hot. Títeres Porno es una variación de las piezas anteriores y está formada por cuadros que representan las fantasías sexuales más comunes. "Hay una escena entre Batman y Robin, otra de un señor y su nana, como dicen ustedes. No falta la señora muy elegante, muy paquete (cuica), que se lía con el plomero y luego se complica la situación porque llega el marido", enumera Cecilia.
Los actores, cuyos rostros se ven, completan la acción. Y, por momentos, también interactúan con alguno de los protagonistas.
Hay que decir que la base de todo es el humor. El público se ríe y se admira de la perfección anatómica de los muñequitos, como precisa Ariel Bottor, también integrante de la compañía: "La gente se siente atrapada por los muñecos. Ellos son hechos a partir de una talla en una placa de goma espuma, símil al cuerpo humano. Son como esculturas, tienen movimientos muy precisos y delicados, manejados por dos o tres titiriteros. Además, cada muñeco tiene sus partes genitales: pene, pechos...".
Según Ariel, los espectadores entran en el juego y no falta el que ha declarado haberse erotizado con un muñeco o una muñeca. ¿La idea del espectáculo? Poner temas en la mesa como los tabúes, los falsos pudores y los prejuicios en torno al sexo. Y pasarlo bien, por supuesto.
El próximo año, 69 a la Cabeza abordará algunos aspectos de la sexualidad actual, como el sexo a través Internet. Con muñecos, obviamente.




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Titilação Titereira


Erotismo de pelúcia num restaurante ultracaliente
por Carol Pires

Um boneco de Batman de 50 centímetros de altura foi o primeiro a surgir em cena. Vítima de um embuste armado pela Mulher Gato, estava preso a um mastro de pole dance. Aos berros, chamou pelo Menino Prodígio. Quando o fantoche de Robin chegou para libertá-lo, sua primeira estratégia foi tentar soltar o cinto de utilidades do parceiro que estava preso ao poste. Mas sua mão escorregou e foi parar inadvertidamente sob o calção do Homem Morcego. Constrangido, preferiu abortar o plano.
Mas Robin não esgotara seu arsenal de ideias. Na mala que Batman guardava no quarto ao lado, decerto haveria um utensílio que lhe permitiria desatar o parceiro. Ao vasculhar a valise, o Menino Prodígio encontrou uma coleção de itens que faria corar o comissário Gordon: bolinhas tailandesas para brincadeiras eróticas, um sutiã de armação pontuda estilo Madonna, um CD do Abba e um frasco de lubrificante.

Foi o suficiente para desviá-lo de seu propósito inicial. Embalados pela trilha sonora do seriado de tevê do Homem Morcego dos anos 60, os dois bonecos consumaram a conjunção carnal da qual toda a imprensa de celebridades de Gotham City desconfiava. O que se descobriu ali, todavia, ninguém imaginava: na dupla dinâmica, o expedito era Robin.

O desfecho da cena deixou claro para os espectadores que não havia nada de exagero no cartaz que anunciava a atração da noite: “Teatro erótico com sexo explícito entre bonecos.” O esquete estava sendo encenado no bairro de Palermo Soho, em Buenos Aires, num restaurante de nome sugestivo:Te Mataré Ramirez. Candelabros e luzes rubras ditavam o tom lascivo do ambiente. Sobre as mesas pretas forradas por toalhas vermelhas, saleiros em forma de espermatozoide reforçavam o convite do lugar para que casais descobrissem ali “prazeres epicuristas carnais e espirituais”.
Para se assistir ao espetáculo Títeres Bien Hot, encenado pela trupe 69 a la Cabeza, a casa não cobracouvert artístico, mas a consumação mínima é de 130 pesos (cerca de 50 reais). Para a abertura dos trabalhos etílicos, a sugestão óbvia é um Sex on the beach, o papai e mamãe da carta de drinques. Uma ideia mais criativa seria o insinuante coquetel Sumisa y perversa. Enquanto contemplam os bonecos se atracarem, os comensais podem saborear uma salada De labiosfundentes y deseo inflamado ou, para os mais assanhados, Gritas extasiada mientras pides penetración. Os pratos principais não deixam por menos. Entre as opções mais lúbricas, estão Los tres reíamos en clima de erótica kermes e Tesouro de mi lengua encendida.
No segundo esquete da noite, o pretexto para a volúpia mais uma vez foi a encenação de um salvamento. Com os braços amarrados, surgiu em cena uma mulher de cabelos vermelhos e boca grande. Um policial chegou para socorrê-la e ouviu seu relato: não fazia muito, ela havia sido molestada por um bando de delinquentes que a prenderam no final. Prestimoso, o agente da lei procedeu sem mais delongas à reconstituição do crime. Mas foi repreendido pela vítima. “Eu peço um bombeiro com mangueira e você me vem de policial e cassetete?”, reclamou. “Você nunca me ouve mesmo!”

Os bonecos de pano e pelúcia são controlados pelos cinco atores da trupe, que manipulam varas presas aos pés, joelhos, cabeça e braços dos personagens. Por conta das varas, os artefatos devem ser chamados de fantoches (a definição inclui também os bonecos que ganham movimento pela mão do ator encaixada dentro do corpo de pano). Se fossem manipulados por meio de fios, seriam, claro, marionetes. Quem se confundir pode chamar ambos os tipos pela forma mais genérica, “títeres”.

Os fantoches pornôs são um gênero portenho, filho bastardo do teatro experimental. Não é fortuito que tenha surgido ali: a cultura bonequeira é coisa séria na Argentina, onde os titereiros se reúnem em sindicatos e associações políticas. Os registros mais antigos de teatro de bonecos remontam ao início do século passado, no bairro portuário de La Boca.

Para a trupe 69 a la Cabeza, a tradição dos fantoches mostrou-se um suporte apropriado para as investigações sobre o erotismo no teatro que interessavam a Mayra Carlos, Carolina Tejeda e Sebastián Terragni. O primeiro espetáculo do gênero – 12 Polvos (12 Transas) – foi montado em 2000, já com a presença de Cecilia Villamil. Com a inclusão de um quinto elemento, Ariel Bottor, o grupo ganhou a formação e o nome definitivo com o qual estreou em 2003.
A trupe apresenta seu espetáculo às quintas-feiras. No resto da semana, os integrantes tocam projetos paralelos. Como se veem pouco, aproveitam o dia do espetáculo para discutir novas ideias. Mas já aconteceu de serem mal interpretados ao comentar a atuação da noite no ônibus de volta para casa. Não foram poucos os olhares de reprovação que se voltaram para o grupo quando a atriz Cecilia Villamil disse que o colega Ariel Bottor tinha que ter agarrado seus peitos antes de dizer determinada réplica, e não depois.
Para costurar o enredo das histórias, o grupo não se inspira noDecamerão nem nos filmes da produtora Brasileirinhas. “Tem sempre um espectador que vem ao final do show dizer quais são suas fissuras, e a gente vai incorporando”, disse Bottor. “Pode ser um ménage à trois, um ataque do diretor do FMI, coisas da tara de cada um.”
Uma fantasia recorrente incluída no repertório é a do prestador de serviços. Num dos esquetes, uma dona de casa em trajes mínimos chama um encanador para resolver um vazamento na cozinha. Quando o marido chega de surpresa e vê o belo mancebo mexendo na pia que lhe pertence, não compra briga. Em vez disso, aproveita para entrar na brincadeira e acaba surpreendendo a plateia com o tamanho de sua pança e de outras saliências da sua anatomia.

O efeito foi tornado possível graças à sensibilidade do artista plástico Gustavo Garabito, que procura reproduzir a diversidade estética da vida real nos bonecos que esculpe para o grupo, em látex. “Assim é a biologia”, filosofa Bottor.



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TIEMPO ARGENTINO
Publicado el 22 de Agosto de 2010

Los títeres de una obra triple x barren tabúes y juegan con todas lasfantasías
Por Clarisa Ercolano

El grupo “69 a la Cabeza” dice que sus muñecos porno son otro invento argentino. Sin ser chabacanos, van derecho a los papeles y hasta Batman y Robin se ponen extremos. La idea es que la gente se identifique y se anime a más.
Igual que en una porno pero sin carne, piel ni hueso. Los porno títeres son muñecos articulados y súper expresivos pero, a diferencia de casi todos los de su tipo, estos tienen genitales. Y tienen sexo explícito entre ellos, se apasionan, se entregan, disfrutan y a veces, son mucho más que dos.Estos títeres de mesa lejos están del estereotipo y son, como era de esperar, otro invento argentino. “Somos los únicos. Por eso vienen tantos extranjeros y se enganchan con la propuesta”, cuentan los integrantes de “69 a la Cabeza”, el grupo de actores y actrices que les ponen vida y actitud. “Son la mejor forma de dejar de lado los tabúes y poner sobre la escena puestas con sexo explícito, todo lo que se puede ver en un filme triple x”, le dicen a Tiempo Argentino.El escenario del Celcit, en el subsuelo del Instituto Mariano Moreno, recibe a 75 espectadores –capacidad total de la sala– que llegan a encontrarse casi cara a cara con 5 actores que manejan a 12 personajes de manos y cuerpos inquietos y exaltados, y remarcados aun más por las voces y los gestos de quienes los manipulan en un clima de cierta intimidad y sorpresa. Una mucama, una presentadora, escotada y pechugona, un policía, un doctor, un señor y una señora de su casa, un plomero y hasta la suspicaz parejita de Batman y Robin; le ponen goma espuma a situaciones carnales que se desarrollan en una cocina o en un sillón de terciopelo. “Son las fantasías que todos tenemos en la cabeza”, resume Ariel Bottor, uno de los protagonistas. Y una mujer recién salida de la obra asegura que, con su marido, quedaron “hipnotizados”. “El humor y el erotismo dan un permiso para la orgía mas inimaginable, como la de la mujer que tiene sexo con el plomero y cuando ve a su marido, también lo invita y todos la pasan bien”, dice Carolina Tejada, otra de las actrices. La luz blanca juega un rol de complicidad con los actores, vestidos de negro de los pies a la cabeza. Una vez abierto el telón, todo puede pasar y las insinuaciones sutiles pronto dejan de serlo y explotan en orgasmos y gemidos que no contienen ni los sonidos ni la expresividad; matizados por ejemplo, con la voz grave de Kevin Johansen y su ya conocidísimo “Down with my baby” o el rejunte pop de las chicas que hicieron de “Lady Marmelade”, todo un hit.“El espectáculo es para mayores de 18”, aclaran. Es que en este subsuelo de San Telmo, la palabra histeria y prejuicio, no existen y se va “directamente a los papeles”. “Tanto que hasta Batman y Robin dejan de fingir que sólo son amigos”, deslizan entre risas. Porque los superhéroes juegan un rol dentro de este tipo de teatro: cuando a las mujeres del grupo les pareció que sobraba testosterona, armaron a la Mujer Maravilla, que tenía a todos sus amantes al pie del cañón o los revoleaba por el aire sin piedad, sea quien fuese, inclusive, al mismísimo Chapulín Colorado.Entre el público hay parejas jóvenes, otras mayores, chicas y chicos solos y extranjeros expectantes. “Al poner todo en clave de juego, es como que relajás”, explica una chica a sus tres amigas medio boquiabiertas. “Creo que al crecer, con la edad, se va perdiendo el sentido de lo lúdico y acá, se lo recupera, se abre otro espacio que permite ver eso que intentás enganchar entre las líneas y las interferencias del canal Venus”, señala Sebastián Terragni, quien admite, su puesta favorita es la de la mucama y el patrón. Si bien nada está sugerido y todo lo que es es, nada es chabacano ni cae en la obviedad de los chistes verdes, y tampoco está contado en clave masculina. La apuesta trata también de alejarse de las destrezas sexuales del porno y de los cuerpos hiper musculosos y siliconados. “Nos gusta la idea de que la gente se identifique y no que le pase todo lo contrario y termine mal porque nunca va a ser ni va a poder hacer de Pamela Anderson”, explica Cecilia Villamil y todos apunta que “si nos ves a nosotros mismos haciéndonos los porno star y si nosotros podemos, quién no”.Mayra Carlos, Carolina Tejeda, Cecilia Villamil, Sebastián Terragni y Ariel Bottor vienen de dos experiencias que anteceden a su unión, a la que describen tan sincronizada como un equipo de fútbol que se conoce y juega de taquito. El principio no fue fácil y los titiriteros del ambiente los miraban cual si fuesen ovejas negras. “Después se abrieron a nosotros”, dicen entre risas. Y si bien saben que el sexo mueve al mundo y convoca por si solo, juran que la idea pasa por divertirse, contar otras cosas que inquietan y por mostrar eso que se intuye pero que pocas veces sale a la luz. “Todo el mundo, aunque sea, pispeó algo de porno”, dictaminan. Y el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra o que se deje cautivar una vez más por el juego que proponen. <

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DIARIO CLARIN SUPLEMENTO Ñ


TlTERES BIEN HOT EN TE MATARE RAMIREZ
Diego Jara

Sexo a la hora de la cena

Arriba del escenario, cinco actores vestidos de negro pero absolutamente visibles les dan vida sobre una mesa a unos muñecos grotescos, se diría incluso indecentes, y muy pero muy divertidos. "Están presentando, como todos los miércoles y jueves, el espectáculo "Títeres bien hot" en el restaurante afrodisíaco Te Mataré Ramírez. Lo de "bien hot" quiere decir que tienen sexo explícito, que van directo a los papeles. Los muñecos. Así que, como si fuera una parodia delirante de las películas pomo, van protagonizando escenas ultra XXX delante de los que están sentados ahí, en las mesas, cenando alguno de los platos del menú erótico de la casa y saboreando un regio vinito.
...Es el lugar y el momento indicados para todo esto, pero a algunos les cuesta entrar en clima... Tal vez los incomoda el hecho de que los actores Mayra Carlos, Carolina Tejeda, Cecilia Villamil, Sebastián Terragni y Ariel Bottor no sólo emitan gemidos y obscenidades sino que pongan las caras que pondrán los muñecos si pudieran, aunque es un juego que hace al show todavía más interesante. Pero por suerte los vergonzosos son minoría y en general los comensales se prenden, festejan cada sketch con calurosos aplausos y arrumacos.

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DIARIO CLARIN SECCION ESPECTACULOS
DOMINGO 26 DE NOVIEMBRE DE 2006


TEATRO: OBRAS PARA PUBLICO ADULTO
Diego Jemio

Muñecos para fantasías bien calientes

Crecen las propuestas nocturnas, con muñecos que cuentan historias, sin niños cerca. Y con adultos como público.

En la película ¿Quieres ser John Malcovich?, John Cusack interpreta a un titiriterio eximio aunque desocupado. Y marginado del "mundo real".

En la Argentina, los titiriteros tienen algo de ese personaje. Hay muy buenos profesionales, gracias a las escuelas en Buenos Aires, Neuquén y el resto del país; sin embargo, el género es aún marginal dentro del teatro. Y si los títeres están destinados al público adulto, la difusión se hace aún más difícil.

Sin embargo, en los últimos años —a partir del Festival de Títeres para Adultos de Buenos Aires, que este año tuvo su tercera edición— se fueron sumando las propuestas nocturnas, con muñecos que cuentan historias, sin niños cerca. Y con adultos como público. Aquí va una recorrida por tres shows de títeres de la cartelera porteña.

Jueves a la noche. Restaurante con comida afrodisíaca de Palermo. Suena Puedes dejarte el sombrero puesto, de Joe Cocker, inmortalizada en la película Nueve semanas y media. Un grupo de actores, vestidos con uniforme de policía, bailan y luego dan vida a la obra Títeres bien hot. "Actores que a través de excitados muñecos desatan las fantasías más calientes", se promociona la obra, que mezcla el humor, el erotismo y la sexualidad, con cuadros que juegan con el estereotipo clásico del policía, el doctor y el plomero.

"Somos la oveja negra de los títeres. Siempre se relacionó a este género con los chicos y las fiestas infantiles; nosotros venimos del teatro de actores y, de a poco, nos vamos metiendo en este mundo", cuenta Carolina Tejeda, una de las integrantes de la creación colectiva, que también hizo el sugerente espectáculo 12 polvos. "Hay mucha gente —agregó— que está haciendo títeres para adultos; la mayoría se vuelca a los shows para toda la familia. Hay pocos que son exclusivamente para adultos, como el nuestro."

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DIARIO CLARIN SECCION ESPECTACULOS
VIERNES 08 DE SEPTIEMBRE DE 2006


TEATRO: TITERES PORNO

Muñecos ardientes

El distanciamiento de protagonizar a través de los títeres hacen que los cinco muy formados actores que integran el grupo "69 a la cabeza" —Mayra Carlos, Carolina Tejeda, Cecilia Villamil, Sebastián Terragni y Ariel Bottor— atraviesen sin pudores por variadas historias. Dos, por lo menos, resultan difíciles de olvidar: una, la Mujer Maravilla enredada sexualmente de manera salvaje con el Chapulín Colorado; dos, la intimidad de una pareja que atraviesa una mañana común y corriente hasta que un plomero toca la puerta. 

Hay un atractivo extra: ellos, los actores, sostienen los hilos de los personajes a la vista de todos y le meten vida y gestos a las historias. "Nos seduce ese doble juego de estar presentes a la vista de todos, para quien quiera espiar el gesto y la actitud, y darles el poder a la vez a los muñequitos voluptuosos que son los que permiten contar historias porno en un lugar público", explican.

El grupo ya tiene varios años. Carolina Tejeda, Mayra Carlos y Sebastián Terragni venían trabajando en show eróticos desde 1999. Carolina y Mayra conocieron a Cecilia en el espectáculo de títeres porno 12 polvos. La incorporación de Ariel Bottor terminó, finalmente, de armar el grupo. "La creación y la dirección es colectiva —aseguran— y es prioridad la improvisación nuestra a la hora de meternos en el marote del muñeco para entenderle las fantasías".

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DIARIO PAGINA/12 SECCION CULTURA/ESPECTACULOS
JUEVES 15 DE JUNIO DE 2006


TEATRO III FESTIVAL DE TITERES PARA ADULTOS
Los muñequitos "hot"
Alina Mazzaferro

No será uno de esos encuentros ideales para quedar bien con los hijos o el sobrinito: desde hoy y hasta el domingo 25, en tres salas, la muestra abrirá todo un universo diferente.
Títeres de guante, de mesa, de mano, objetos, marionetas, juguetes, puppies, teatro negro y sombras chinescas son algunas de las opciones que ofrecerá el III Festival de Títeres para Adultos de Buenos Aires. ¿Títeres sólo para adultos? Absolutamente. Porque, esta vez, los títeres se animan a todo, pero los niños no están invitados. La fiestita titiritera comenzará hoy a las 19.30 con una lección triple “x”: los Títeres bien hot, del grupo 69 a la Cabeza, dejarán a más de uno boquiabierto porque “lo hacen todo”, según explica la organizadora, Carolina Erlich, en diálogo con Página/12. “Es como una porno con títeres, así que no vayan con mamá ni con la suegra, porque ¡son realmente hot!”

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DIARIO CLARIN SECCION ESPECTACULOS
VIERNES 09 DE JUNIO DE 2006


TEATRO: ENTREVISTA CON CAROLINA TEJEDA
De la levedad a la furia hot
Camilo Sánchez


"..."69 a la cabeza" que ofrece Títeres bien hot, un espectáculo con muñecos exaltados que desatan fantasías con furia y gracia..." "...Somos un grupo que hemos incorporado la técnica del títere y con ella una posibilidad infinita. Nos seduce ese doble juego de estar presentes a la vista de todos...".

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REVISTA RADAR
31 DE MARZO DE 2006


SENSATEZ, SENTIMIENTOS, SEXO
Moira Soto

¿Cuál sería la diferencia entre 12 polvos y Títeres bien hot?
-Nuestro espectáculo tiene un formato de show, que estamos acentuando, nos estamos yendo por una tangente más desfachatada. Y cada vez más trabajamos esta interacción actor-títere, jugando un poco a que la gente vea desarmar la escena y armar otra. Es decir, poner en evidencia que suelto este títere y agarro aquel otro y le doy vida.
Ustedes producen un desdoblamiento muy interesante, porque exigen una atención paralela del público, que sigue a los muñecos y a los actores y las actrices.
-Empezamos a descubrir en los ensayos esa posibilidad: el muñeco moviéndose en determinada situación, pero se ve que la que está gimiendo es una actriz. Cada vez nos cebamos más con este juego, tratamos de ampliarlo. Somos cinco que nos divertimos jugando con !a sexualidad, el erotismo.
A la vez, logran que el espectáculo, siendo explícito, tenga una gracia elaborada, sin el regodeo ni la obviedad del chiste verde.
-Quizá ya estamos entrenados en el género. Aprendimos las ventajas de sugerir, de dejar un espacio para la imaginación. Al mismo tiempo, gracias a los muñecos, que son muy zafados, podemos ir a los bifes, pero siempre cuidando de no caer en lo fácil, lo chabacano.
El pomo es un género donde se impuso durante mucho tiempo la mirada masculina, dándole un lugar subalterno a la mujer. ¿Cómo concilian ustedes las aportaciones femeninas y masculinas, dado que se trata de una creación colectiva?
-Fue todo un tránsito. Creo que este año estamos más asentados dentro de un código que equilibra los diferentes aportes. Al principio surgían muchas diferencias. Pero hubo algún momento en que nos dimos cuenta de que muchas escenas estaban saliendo re-machistas. Ahí decidimos hacer la Mujer Maravilla, que lo revolea al tipo por todos lados. Probamos mucho, fuimos balanceando, adaptando, porque hay cosas que funcionan de distinta manera según el ámbito. Ahora, en el segundo bloque, vamos a hacerle un guiño a la película Full Monty con unos títeres nuevos.
¿Se propusieron la creación de climas, de un crescendo del relato, cosa que no suele verse en el pomo, donde lo único que importa es el aerobismo genital?
-Sí, buscamos que el público se meta en cada historia, que haya una narrativa. También apostamos a sorprender un poco: ¿vos te creías que iba por este lado? Pues resulta que no, va por el otro.... Aunque los aportes son parejos, no se puede negar que hay mayoría femenina. Nos gusta la idea de que la gente se identifique en algunos cuentos, tratamos de mostrar fantasías cotidianas: la mujer le pidió al tipo un bombero y él no la escuchó y se vino de policía, ¿te das cuenta? Bajarlo un poco a tierra. Yo le muevo los pies al títere del policía y me río mucho de la actuación de Ariel,que está brillante, con todo el lenguaje típico del oficio policial que le pone.