69 a la Cabeza en Santiago de Chile







/// Crítica Diario Mercurio Chile - 18/01/12
por Pedro Labra Herrera





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Diario La Nación - Chile
12/01/2012 | Enviar | Imprimir
Títeres porno: “La gente se calienta y se ríe de haberse calentado mirando un muñeco”
Títeres porno: “La gente se calienta y se ríe de haberse calentado mirando un muñeco”
Desde el 5 de enero se está presentando en la sala “El Ladrón de Bicicletas” la compañía “69 a la cabeza”, con su espectáculo erótico plagado de bien dotados galanes y voluptuosas damas. Todos hechos en espuma plástica.

Jueves 12 de enero de 2012| por Felipe Castro

Un joven gásfiter llega a la casa de una señora pituca para destaparle las cañerías. El marido de la dama no se encuentra en casa y el resto ya se lo imagina: la clásica escena porno, fantasía de muchos obreros de la fontanería, dueñas de casa aburridas y personas que no son ni lo uno ni lo otro. Sexo del más explícito, pero donde la carne es reemplazada por la espuma plástica.

Una pincelada de lo que se puede de manos de la compañía argentina “69 a la cabeza”, que ya lleva un fin de semana sacando risas y otras sensaciones menos -demostrables en público- en “El Ladrón de Bicicletas”. La obra, que ha sido un éxito de taquilla en Buenos Aires, se puede ver de jueves a sábado hasta el 28 de enero.

La actriz Cecilia Villamil, parte de la compañía, cuenta que el trabajo con títeres “nos da la posibilidad de investigar áreas como la sexualidad, el erotismo y la pornografía, de una manera en que nosotros, actuando, no podríamos hacerlo. Por eso para nosotros es liberador y nos da muchas más posibilidades”.

-En ese sentido, pareciera que la pornografía sólo es posible a través de las cámaras… ¿o en el teatro también es una posibilidad?

-Bueno, no sé si sería posible para nosotros, pero bueno, de eso se trata este espectáculo, porque permite pensar un poco sobre el tema. Y sí, es porno porque hay sexo explícito entre los muñecos, pero a la vez somos gente común. No somos pornostars, ni mucho menos.

-¿De dónde salen las ideas?

-Lo que nos nutre son nuestras fantasías. Cuando empezamos a armar el espectáculo poníamos nuestras fantasías a disposición en los ensayos y por ahí con vergüenza cada uno decía “deberíamos hacer tal cosa, tal otra” e íbamos armando algo. Y nos fuimos dando cuenta de que hay fantasías colectivas, que muchos comparten. De ahí a que las lleven a la práctica es otra cosa, pero son parte del imaginario colectivo.

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-¿Se nutren de las películas porno?

-¿Sabes qué? Mucho menos que de temas reales. Todos hemos visto alguna película porno alguna vez, claro. Lo que tiene el espectáculo son distintos números, y todos terminan con algo erótico, pero el rol protagónico es la fantasía.

-¿Los muñecos quién los hace?

-En un comienzo los hacíamos nosotros. Ahora los hace un artista que se llama Gustavo Garabito, que trabaja en Buenos Aires. Los vestuarios los hace un vestuarista llamdo Javier Maureiro.

-Me imagino que la pasan estupendamente bien en este trabajo.

-La verdad es que sí. Nos reímos mucho. Y disfrutamos que el público se divierta y lo pase bien.

-No se sienten actores porno, entonces.

-¡No, no, no, no! Para nada. Nosotros no ponemos el cuerpo ni mucho menos. El actor porno pone la carne. Nosotros, no. Todos somos actores de teatro y trabajamos simultáneamente en otras cosas, que no tienen nada que ver con el erotismo.

-¿Y los estertores de las escenas, de dónde los sacan?

-Nos nutrimos de nuestra propia experiencia, de exagerarlo y llevarlo a un punto donde tenga humor, que no es realista. Es muy provocador lo que hacemos. La gente se calienta también, pero el humor es lo más importante y exacerbamos las escenas y las llevamos a un punto de ridículo.

-¿Dices que hay gente que se calienta?

-También se ríen. Lo primero que nos dicen es que se ríen mucho y también pasa que la gente se calienta y se ríe de haberse calentado mirando un muñequito. Se sorprenden de donde los lleva la obra.
TÍTERES PORNO EN LADRÓN DE BICICLETAS


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Diario La Hora - Chile

Desenfrenados muñecos dan clases de sexo

Títeres Porno es un provocador y desprejuiciado espectáculo argentino que se presenta en el Teatro Ladrón de Bicicletas hasta fines de enero.
13 de enero 2012    por Marietta Santi
Sexo explícito, fantasías tan populares como la del gásfiter o la de los súper héroes, besos con lengua, orgasmos. Eso y más hay en el espectáculo  Títeres Porno, en cartelera en el Teatro Ladrón de Bicicletas, donde cinco actores manipulan una troupe de desenfrenados muñecos eróticos.
69 a la Cabeza es un grupo de teatro formado por cinco actores que trabajan como colectivo, tanto en la creación como en la dirección de las piezas. Y, por supuesto, en la realización y manipulación de los muñecos.
"La mayoría no había trabajado con títeres hasta que empezamos. Veníamos de distintos lugares y ellos fueron una oportunidad de juego y una manera de expresarnos. Nos dan la posibilidad de hablar y hacer cosas que no podríamos realizar si tuviéramos que actuar nosotros", precisa Cecilia Villamil, una de las actrices-manipuladoras.
A fines de 2003 estrenaron su primer espectáculo en el mismo tono. Y tan bien les fue que en 2005 arremetieron con Títeres bien Hot. Títeres Porno es una variación de las piezas anteriores y está formada por cuadros que representan las fantasías sexuales más comunes. "Hay una escena entre Batman y Robin, otra de un señor y su nana, como dicen ustedes. No falta la señora muy elegante, muy paquete (cuica), que se lía con el plomero y luego se complica la situación porque llega el marido", enumera Cecilia.
Los actores, cuyos rostros se ven, completan la acción. Y, por momentos, también interactúan con alguno de los protagonistas.
Hay que decir que la base de todo es el humor. El público se ríe y se admira de la perfección anatómica de los muñequitos, como precisa Ariel Bottor, también integrante de la compañía: "La gente se siente atrapada por los muñecos. Ellos son hechos a partir de una talla en una placa de goma espuma, símil al cuerpo humano. Son como esculturas, tienen movimientos muy precisos y delicados, manejados por dos o tres titiriteros. Además, cada muñeco tiene sus partes genitales: pene, pechos...".
Según Ariel, los espectadores entran en el juego y no falta el que ha declarado haberse erotizado con un muñeco o una muñeca. ¿La idea del espectáculo? Poner temas en la mesa como los tabúes, los falsos pudores y los prejuicios en torno al sexo. Y pasarlo bien, por supuesto.
El próximo año, 69 a la Cabeza abordará algunos aspectos de la sexualidad actual, como el sexo a través Internet. Con muñecos, obviamente.